
1 Corintios 15:33 – “No os dejéis engañar: las malas compañías corrompen las buenas costumbres.”
Ayudarles a identificar amistades que puedan perjudicarlos es esencial, pero debemos recordar que no es una tarea fácil. No podemos caer en el error de señalar siempre a los demás como la mala influencia; más bien, debemos ser conscientes de que nuestros hijos, al igual que los hijos de los demás, están atravesando numerosos cambios. Por ello, no se trata de criticar a los demás, sino de fortalecer en nuestros hijos valores sólidos que les permitan mantenerse firmes en sus decisiones. Escuchar sin juzgar y comprender sus experiencias son herramientas poderosas, siempre acompañadas de mucha oración. Criar con disciplina es fundamental, pero debe ir de la mano con la comprensión y el amor.


Recuerda que tu hijo está comenzando a descubrir el mundo junto con sus amigos, y en este proceso surgen muchas preguntas e inquietudes. Para ellos, sus amigos son como una segunda familia, por lo que es fundamental que evites criticar a sus amistades, ya que podrías generar rechazo y distanciamiento. En lugar de eso, si notas que alguno de sus amigos enfrenta dificultades, intenta ofrecer ayuda o hablar con sus padres.
Es importante que tu hijo sienta que tanto su vida como la de sus amigos son valiosas para ti, y que te interesas genuinamente por lo que les sucede. Al mismo tiempo, debes establecer límites claros; cuando sea necesario decir "no", hazlo con firmeza, enseñándole que la disciplina y el esfuerzo siempre traen recompensas a largo plazo.
La adolescencia es una etapa compleja, y cada niño es diferente, por lo que no existe una fórmula única para abordar estas situaciones. Sin embargo, aquí te compartimos algunos consejos prácticos para fortalecer la relación con tu hijo y comprender mejor cómo se relaciona con sus amigos.
Aquí tienes 5 formas que pueden ayudarte a cuidar a tus hijos de malas compañías en la adolescencia:
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Fomentar una comunicación abierta y honesta:
Anima a tus hijos a hablar contigo sobre sus amistades sin miedo a ser juzgados. Escucha con atención, interés y comprensión, creando un ambiente de confianza donde puedan compartir sus inquietudes. -
Enseñar valores sólidos desde casa:
Transmíteles principios como la honestidad, el respeto y la responsabilidad, para que puedan tomar decisiones sabias y reconocer las influencias. Un hijo con valores es menos vulnerable a la presión social. -
Conocer a sus amigos y su entorno:
Involúcrate en su vida social, conoce a sus amigos y sus familias. Las reuniones en casa puede ser una buena forma de observar cómo se relacionan. -
Ser un buen ejemplo para ellos:
Los hijos aprenden más con el ejemplo que con las palabras. Muestra con tu actitud cómo se deben elegir amistades saludables, basadas en el respeto, el amor. -
Orar por ellos y con ellos:
La oración es una herramienta poderosa para pedir protección y sabiduría para nuestros hijos. Enséñales a buscar a Dios en la toma de decisiones y a confiar en su guía para elegir amistades que les edifiquen.