Ester: Un ejemplo de coraje y obediencia

Ester: Un ejemplo de coraje y obediencia

La historia de Ester, que encontramos en el Antiguo Testamento, es un relato de fe, coraje y la soberanía de Dios. Una joven judía que llegó a ser reina de Persia, se enfrenta a una situación en la que la vida de su pueblo está en peligro.

Su ejemplo nos enseña lecciones sobre la confianza en Dios y el papel que podemos desempeñar cuando somos llamados a cumplir un propósito divino.

Ester fue una joven judía que vivía en el exilio bajo el dominio persa. Criada por su primo Mardoqueo, se destacaba por su belleza y carácter. Cuando el rey Asuero buscó una nueva reina, Ester fue seleccionada entre muchas jóvenes debido a su gracia y favor ante el rey. Aunque llegó a ser reina, Ester mantuvo en secreto su identidad judía por consejo de Mardoqueo. A través de esta circunstancia, Dios ya estaba preparando el escenario para un plan mayor.

El conflicto principal en la historia surge cuando Amán, un alto funcionario del rey, se enoja porque Mardoqueo se niega a inclinarse ante él. Amán, lleno de orgullo y maldad, convence al rey de emitir un decreto para destruir a todos los judíos en el imperio persa. Esta amenaza pone en peligro no solo la vida de Mardoqueo, sino también la de Ester y su pueblo.

Frente a esta crisis, Mardoqueo llama a Ester a intervenir ante el rey para salvar a su pueblo. Sin embargo, hay un gran riesgo involucrado: nadie podía presentarse ante el rey sin ser llamado, y hacerlo podría significar la muerte.

Ester enfrentaba una decisión difícil: permanecer en silencio y salvarse a sí misma, o arriesgar su vida para salvar a los demás.

 

La respuesta de Ester a la situación es un testimonio del poder de la fe. Al recibir el llamado de Mardoqueo, quien le recordó que quizás había llegado a su posición "para un tiempo como este" (Ester 4:14), Ester decidió confiar en Dios y actuar en fe. Organizó un ayuno de tres días, mostrando que su dependencia no estaba en su posición como reina, sino en el poder de Dios.

Ester demostró una fe valiente. A pesar del miedo que pudiera haber sentido, decidió presentarse ante el rey, diciendo: "Y si perezco, que perezca" (Ester 4:16). Su disposición a sacrificar su vida por su pueblo es un ejemplo de una fe profunda en el plan y la protección de Dios.

Ester se presentó ante el rey, y gracias al favor de Dios, el rey extendió su cetro y le permitió hablar. Ester, con sabiduría y paciencia, reveló el complot de Amán en una serie de banquetes. Así, el pueblo de Dios fue salvado, y Ester se convirtió en un instrumento clave en ese plan.

 

La vida de Ester nos deja varias lecciones valiosas sobre la fe en Dios:

  • La fe requiere coraje: Ester tuvo que enfrentar su miedo y confiar en que Dios estaba con ella. En nuestras vidas, la fe muchas veces implica tomar decisiones difíciles, confiando en que Dios nos guiará y protegerá.
  • El propósito divino: A veces, como Ester, nos encontramos en situaciones para las que no nos sentimos preparados. Sin embargo, Dios nos coloca en esos lugares "para un tiempo como este", con un propósito mayor que aún no entendemos.
  • El poder de la intercesión: Ester ayunó y pidió que otros ayunaran con ella antes de actuar. Esto subraya la importancia de buscar a Dios en oración y depender de su dirección antes de enfrentar desafíos.
  • Dios está siempre presente: Aunque no siempre veamos a Dios obrando de manera visible, podemos confiar en que está presente, guiando los acontecimientos y cumpliendo sus promesas. La historia de Ester nos recuerda que Dios está en control, incluso en las situaciones más difíciles.

Esta historia es un recordatorio poderoso de que la fe en Dios puede transformar nuestras vidas y las vidas de quienes nos rodean.