La Navidad según la Biblia

Por: Freddy Perdomo

Celebrar la Navidad sin darle honor y gloria a Jesucristo es olvidar el verdadero motivo de esta festividad. Es ignorar que toda la Biblia, desde sus símbolos en el Antiguo Testamento hasta las narraciones del Nuevo Testamento, converge en el nacimiento de Cristo como el momento crucial para la humanidad. Navidad no es solo una fecha, es el recordatorio del inmenso amor de Dios, quien envió a Su Hijo para darnos salvación y vida eterna.

 

Desde que tengo memoria, mi madre me llevó a la iglesia cristiana, donde crecí aprendiendo sobre la fe y los valores que han guiado mi vida. De niño, diciembre era mi mes favorito del año, un tiempo en el que aprendíamos poemas, participábamos en obras de teatro y, junto con el grupo de niños, entonábamos villancicos, todo en honor al nacimiento de Jesucristo. En mi infancia, el famoso Santa Claus no era parte de nuestras charlas, ni nos enfocábamos en solicitar juguetes o regalos. Para nosotros, la Navidad era un momento de reunión familiar, de compartir alimentos, reflexionar y dar gracias a Dios por el regalo más grande: el nacimiento de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador. Mientras nosotros celebrábamos de esta manera, algunos vecinos no cristianos organizaban fiestas, llenas de bailes, licor y pólvora. A pesar de las diferencias, esos recuerdos de mi niñez siempre están llenos de alegría y un profundo sentido espiritual que otorgaba significado a cada Navidad.

 

 

Actualmente, muchas personas celebran la Navidad, enfocándose en el intercambio de regalos y en actividades alejadas del verdadero significado de esta festividad. Los medios de comunicación promueven una visión de la Navidad desvinculada de Jesucristo, sin reconocer al Niño Dios que vino al mundo con el propósito de salvar a la humanidad del castigo eterno. Sin embargo, el nacimiento de Jesucristo representa una oportunidad única para transformar una vida de pecado en una vida de santidad, en comunión más cercana con Dios. La profecía sobre el nacimiento de Jesucristo está presente a lo largo del Antiguo Testamento. Un ejemplo poderoso es Isaías 9:2: "El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; a los que moraban en la tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos." Este pasaje anuncia la llegada de la luz de salvación, la cual se materializó con el nacimiento de Cristo. Aquellos que celebran la Navidad sin honrar ni reconocer este acontecimiento siguen viviendo en tinieblas, ignorando el propósito divino de este tiempo. Algunas personas argumentan que la Navidad no está en la Biblia, pero esto refleja un desconocimiento de las Escrituras. Por ejemplo: Mateo 1:18-25 relata cómo el nacimiento de Jesús fue anunciado y aceptado por José, a pesar de las dificultades sociales de la época. Lucas 1:26-38 narra el encuentro de María con el ángel Gabriel, quien le anunció que, a pesar de ser virgen, daría a luz al Hijo de Dios, un hecho milagroso que marcó la historia. Lucas 2:1-12 describe el nacimiento de Jesús en un humilde pesebre y cómo los Reyes Magos, guiados por una estrella, viajaron desde el Oriente para adorar al Niño Dios. Lucas 2:8-20 detalla cómo los pastores fueron testigos de este evento, avisados por ángeles que les guiaron hacia el Salvador recién nacido. Estos relatos confirman la autenticidad y el propósito del nacimiento de Jesús, que no solo fue un hecho histórico, sino un evento sobrenatural que cumplió las profecías del Antiguo Testamento. La Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, está llena de referencias que anuncian y celebran la llegada del Mesías. Por ejemplo, en términos actuales, este acontecimiento es lo que llamamos Navidad.

 

 

Es cierto que no conocemos la fecha exacta del nacimiento de Jesucristo. Algunos creen que ocurrió en primavera, otros en verano u otoño. Sin embargo, lo que verdaderamente importa no es el día ni el mes, sino el motivo por el cual celebramos. Diciembre es un mes lleno de celebraciones seculares, y por eso elegimos este tiempo para recordar y honrar el nacimiento de nuestro Salvador. Aunque el 25 de diciembre coincida con otras festividades, nuestro enfoque debe estar únicamente en Jesucristo. ¡No hay Navidad sin Él! A mis 70 años, la Navidad sigue llenándome de alegría como cuando era niño. Es un tiempo para reflexionar sobre el regalo más valioso que jamás podríamos recibir: la salvación de nuestras almas, un regalo que no se encuentra en ninguna tienda, porque viene directamente de Dios. Esta certeza me llena de gratitud y gozo. Más allá de la fecha, cualquier época del año es un buen momento para cantar: "¡Al mundo paz, nació Jesús, nació ya nuestro Rey!" "¡Navidad, Navidad, hoy es Navidad!" Con Jesucristo en nuestros corazones, cada día puede ser Navidad, porque su nacimiento representa la esperanza, la redención y el amor eterno de Dios hacia nosotros.

 

Nunca olvidemos que el verdadero significado de esta celebración es darle gloria y honra a quien vino al mundo para salvarnos.